Suma de caminos

Existe un marco general etiquetado como no-dualidad, donde se inscriben distintas corrientes espirituales, filosóficas, psicológicas, orientales de tipo hinduismo, budismo, taoísmo o más occidentales como Un curso de milagros (Ucdm). Entiendo que  las ideas expresadas dentro de estas coordenadas, aun cuando no sean coincidentes, no son excluyentes, más bien suman, se complementan. Añaden nuevas perspectivas pero no interfieren siempre y cuando no quedemos atrapados en las formas y vayamos a los contenidos. Cada autor, cada escuela, aporta algún aspecto propio, enriqueciendo la composición. La lectura de tales textos puede activar en nosotros una reflexión fructífera que desde otro lugar no llegaríamos a advertir, en una complementariedad de perspectivas.

No hago tabla rasa de los conocimientos que me han llevado hasta el presente. No creo que sea necesario por otra razón bastante clara. Cuando varios caminos apuntan a una misma cima, el peligro de sacralizar el camino desaparece compartiendo la experiencia con exploradores afines de distintas vías. Guías como Krishna, Buda, Jesús, o quien sea, nos ayudan en este trayecto, pero sin olvidar que la realidad última está más allá de maestros, cursos, símbolos o palabras. Dice así una conocida frase del zen: “Cuando encuentres al Buda, mátalo” .

Me gustaría poner algunos ejemplos de lo que estoy hablando. El tema de las proyecciones referido a las relaciones interpersonales es algo que no he sabido encontrar con tanto detenimiento como en Ucdm. Por otra parte, la meditación como método de auto indagación se halla explicitada de manera exhaustiva en la tradición budista mientras que no tiene el mismo trato en la tradición cristiana.

El desapego sería uno de estos casos en que una idea nuclear del pensamiento oriental tiene un concepto equivalente, en parte, en Ucdm, como es el del perdón, aunque el desapego abarca una significación más amplia al incluir tanto el soltar lo negativo (el perdón) como lo positivo (afectos especiales).

La distinción entre lo aparente y la realidad última es uno de esos temas transversales aún cuando con gradaciones distintas. La naturaleza amorosa de esa realidad última es mucho más acentuada en la tradición cristiana y en el hinduismo que en otras corrientes. En el taoísmo ese carácter bondadoso queda velado. Aun cuando la propuesta de armonizar con esta realidad última advierte de un sentir amoroso. Incluiría al budismo también aquí.

Otros de estos temas transversales que suscita amplios consensos es la cuestión del ego en contraposición al ser original. El mundo del ego rige lo material, lo corporal, físico, visible. Ese camino por lo perecedero nos sume en la insatisfacción, alejándonos de la felicidad genuina.

El ser es comunión con la fuente original de la que provenimos. Espíritu y materia frente a frente. ¿Dónde y cómo nos situamos? Descubrir la inconsistencia de lo material es desarticular el ego. Lo que parece ser real es solo apariencia. El mundo no material es el de la consciencia, es el testigo que observa nuestros pensamientos, es la energía más sutil a la que llamamos espíritu, atman o vacuidad.

También el mundo más allá de vida física tiene, no una sino distintas fuentes que lo atestiguan: el espiritismo, los médiums, con distintas clases de videncia, las regresiones a vidas pasadas, los fenómenos paranormales o las experiencias cercanas a la muerte. Estas manifestaciones muy distintas entre si revelan como el fallecimiento del cuerpo no pone fin a la conciencia.

En fin, existen distintas teologías pero una única experiencia, así que distintos nombres pueden denotar una misma realidad. Distintas narrativas pueden aproximarnos a esa misma experiencia de lo intangible. Pero en la misma medida que distintos puntos de observación pueden servir para abrir más la mente, aumentando la comprensión, un recorrido vital de este tipo puede tener algunos inconveniente. El riesgo de dar excesivo protagonismo a lo analítico en detrimento del corazón, la primacía de lo teórico sobre lo práctico, o el buscador que nunca encuentra, siguiendo esa consigna de “busca pero no halles”.